Soñamos con tener esa vida perfecta que imaginamos desde siempre, pero millones de impedimentos hacen que nuestra vida cambie de camino constantemente y se entrecruce con otras posibilidades, otros encuentros, otros destinos… Seguir el camino recto y constante hacia un sueño es difícil, muy difícil. Conforme nuestra edad avanza las ataduras son mayores y cuesta más desprenderse de ellas para llegar al lugar soñado. Al final, nos quedamos en tierra firme y vemos como otros sí que tienen la valentía de zarpar hacia nuevos horizontes, con proyectos entre las manos. Yo, quisiera partir pero no tengo un proyecto entre las manos, quisiera dejarme llevar y que las circunstancias y las casualidades marquen mi vida. Quiero moverme por casualidad.
miércoles, 16 de junio de 2010
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