Son sólo un puñado de ideas y sueños, de los que te hacen despertar a media noche, coger un bolígrafo y papel en blanco y ponerte a escribir como una loca... Unos, carecen de sentido, otros... podrían tenerlo. Intento no retocar nada. Las mejores ideas vienen solas y son las que hay que plasmar en el papel. Como decía Picasso..."Que la inspiración te pille trabajando..."


domingo, 13 de diciembre de 2009

Blues en la calle


Blues en la calle

Gran Vía. Tarde cerrada de invierno tardío. La gente ultima sus compras de navidad mientras se refugian en sus enormes abrigos.
En la acera, un viejo músico se dispone a abrir la funda de su aún más viejo saxofón. Introduce la boquilla en el tudel con sus manos temblorosas, casi congeladas por el frío. Tiene la esperanza de que la música y la gente le sirvan de abrigo.
Empieza a tocar un blues. Sus dedos gordos y agrietados se mueven ágiles y ligeros entre las teclas del saxo.
La música absoluta, en la que se siente que el hombre golpea las puertas del cielo y del infierno, inunda la calle entre el ruido del tráfico, las tiendas, la gente…
La multitud pasa de largo. Algunos dedican un par de miradas al viejo, otros incluso se detienen para escucharlo con más detenimiento; pero muy pocos se dignan a echar una moneda al estuche del saxofón, abierto de par en par en el suelo.
Se termina el blues. El músico sueña con que los aplausos comiencen en cualquier momento. Pero no. Rara vez ocurre esto.
El saxofonista pasará toda la tarde tocando blues, y algo de jazz. Terminará la jornada cuando los establecimientos cierren, el tráfico cese y sea demasiado tarde para que alguna pareja de enamorados se le ocurra pasear por aquella zona. Guarda entonces su saxofón en el estuche. Recoge las pocas monedas que haya, cuenta el dinero y entra en una taberna.
Allí se sienta en un rincón con su sombrero negro en la cabeza y el tabernero no tarda en traerle su jarra de vino habitual.
Pasa horas allí sentado, delante de la jarra que cada vez está más vacía. El viejo está quieto y callado, quizás medite sobre su vida.
Al terminar de beber la jarra, paga y se va a dormir.