Levantarse con resaca a la hora de comer, coger lo primero que haya en el frigo y echárselo a la boca. Abrir las ventanas, escuchar los ruidos de la calle; los coches pasar, los niños jugar, los ancianos jugando al dominó en la terraza de un viejo bar… Una ducha rápida y después café. Mucho café para poder funcionar. Salir a la terraza y fumar un cigarrillo a trancas y barrancas. Escuchar a Lennon y animarse a salir a la calle. Coger las gafas de sol para ocultar unas acentuadas ojeras. Ir a la cafetería de siempre. Encontrar a los amigos de siempre. Comentar las anécdotas de siempre y reír como siempre. Hacer un repaso de la noche anterior. Recuperar algunas lagunas que atormentaban la memoria. Volver a casa antes de que anochezca. Ponerse el pijama y dormir. Dormir profundamente.
lunes, 17 de mayo de 2010
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