Son sólo un puñado de ideas y sueños, de los que te hacen despertar a media noche, coger un bolígrafo y papel en blanco y ponerte a escribir como una loca... Unos, carecen de sentido, otros... podrían tenerlo. Intento no retocar nada. Las mejores ideas vienen solas y son las que hay que plasmar en el papel. Como decía Picasso..."Que la inspiración te pille trabajando..."


domingo, 25 de julio de 2010

Todos somos Ulises


Soñamos con ser Ulises y que Penélope esté ahí esperando la llegada de su valiente hombre de mundo. Pero Penélope esta vez, no está dispuesta a esperar. Penélope tiene inquietudes, quizás más que las del propio Ulises y se prepara para efectuar su propia aventura, en la que la protagonista sea ella.
Llenará la maleta con sueños e ilusiones y cogerá un tren que la lleve a ninguna parte. Dormirá en las aceras y en bancos de los parques. Alguna vez logrará hacerlo bajo techo, pero eso no le preocupa. Sólo quiere llevar a cabo ese viaje que ha soñado desde siempre. Frecuentará tabernas y barras de bar donde escuchará las mejores historias jamás contadas. Deleitará a sus ojos con paisajes insólitos. Escuchará el ruido de la ciudad. Y sobre todo, sentirá entre sus dedos cómo el viento la acaricia suavemente.
Pero, como con el tiempo la soledad se mete dentro y no se va, Penélope un día despierta soñando con volver. Vuelve a llenar la maleta y emprende el viaje de regreso. Llega a su punto de partida, vuelve a su semilla, y encuentra que, tras pasados siete años, todo sigue igual.
Penélope que regresa convertida en Ulises, no encuentra a nadie esperándola. No hay “Penélope” que la espere.
Parece ser que en estos tiempos modernos, ya no quedan penélopes que tengan la suficiente paciencia para esperar. Al fin y al cabo, todos queremos ser Ulises. Todos soñamos con partir.

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